El SEO, o Search Engine Optimization, siempre me sonó a algo complejo y misterioso. Algo reservado para expertos en informática y gurús del marketing digital. Yo, con mi pequeño blog personal sobre cocina vegetariana, pensaba que esas estrategias estaban fuera de mi alcance. Pero la realidad es que el tráfico a mi página era casi inexistente, y me di cuenta de que si quería compartir mis recetas con más gente, necesitaba aprender sobre este mundo desconocido.
Así que decidí lanzarme a la aventura y buscar un curso de SEO. Había muchísimas opciones online, desde cursos gratuitos hasta másteres muy completos y costosos. Después de investigar un poco, me decidí por un curso intermedio que se ajustaba a mi presupuesto y a mis necesidades. Prometía enseñarme los fundamentos del SEO, desde la investigación de palabras clave hasta la optimización on-page y off-page.
Las primeras semanas fueron un poco abrumadoras. Conceptos como "backlinks", "meta descripciones" y "keyword density" me sonaban a chino. Pero poco a poco, gracias a las explicaciones del curso y a mi propia práctica, empecé a entender cómo funcionaban los motores de búsqueda y qué podía hacer para mejorar el posicionamiento de mi blog.
Una de las cosas que más me sorprendió fue la importancia de la investigación de palabras clave. Antes, simplemente escribía sobre los temas que me apetecían, sin pensar en si alguien los buscaba en Google. Aprendí a utilizar herramientas como Google Keyword Planner para identificar las palabras clave relevantes para mi nicho y a integrarlas de forma natural en mis artículos.
También descubrí la importancia de la optimización on-page. Empecé a prestar atención a elementos como las etiquetas de título, las meta descripciones, la estructura de los encabezados y la velocidad de carga de mi página. Pequeños cambios que, sumados, marcaron una gran diferencia.
La construcción de enlaces, o link building, fue otro aspecto fundamental que aprendí en el curso. Comencé a contactar con otros blogs de cocina vegetariana para intercambiar enlaces y a participar en comunidades online para dar a conocer mi página.
Los resultados no fueron inmediatos, pero poco a poco empecé a notar un aumento en el tráfico orgánico a mi blog. Mis recetas empezaron a aparecer en las primeras páginas de Google para ciertas palabras clave, y el número de visitas creció considerablemente.
Todavía me queda mucho por aprender, pero gracias al curso de SEO he adquirido las bases para seguir optimizando mi blog y llegar a un público más amplio. Si estás pensando en hacer un curso de SEO, te lo recomiendo totalmente. Es una inversión que vale la pena, tanto si tienes un blog personal como si trabajas en marketing digital.